Dos o tres cosas que sé de Onetti - Alfredo Bryce Echenique

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 DOS O TRES COSAS QUE SÉ DE ONETTI



Como Flaubert, se sintió atraído por el mal, por el sufrimiento, por lo despreciable y vil, en la medida en que ello le resultaba útil para la ternura o la devoradora pena de sus libros. Y tuvo el don de la empatía, del que está igual con la víctima y con el ver dugo. Por eso fue todos y ninguno de sus personajes. Trató con el mismo cariño al personaje que más amó o más detestó. Sabía que en la novela es esencial que quede suspendido el juicio moral, aun a riesgo de quedar alejado de la moral pública.



Como Balzac, logró situarse al margen de la vida, de la sociedad. Y sufrió en carne propia el drama de vivir entre los hombres con una actitud sesgada, oblicua, una actitud que lo predispuso siempre a salirse de lo inmediato, a huir de ello, para tender hacia lo inter poral. Si hablaba, no lo entendíamos. Si escribía, hablaba no solo de nosotros sino por nosotros. A Van Gogh, como a Rimbaud, la sociedad lo suicidaba.


A todos nos consta que pagó el precio de saber que una buena metáfora jamás puede hacer feliz a un hombre que vive y muere en literatura.

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