17 de marzo de 1955
La carta que he recibido hoy de mi hermana Josefina anunciándome que el 9 de este mes contrajo matrimonio me ha producido una invencible melancolía. En ello veo un indicio más de la desintegración de mi hogar.
Mis dos hermanas casadas, yo ausente, mi padre muerto, sólo quedan en casa mi madre y mi hermano mayor. Imagino las angustiosas veladas que debe pasar mi madre cuando -mi hermano en la calle- se encuentre sola en esa casa que hace algunos años estaba siempre alegre, bulliciosa y concurrida.
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