El sereno madrileño, el guardián de las llaves del barrio - Julio Ramón Ribeyro - Julio Ramón Ribeyro

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2.1.23

El sereno madrileño, el guardián de las llaves del barrio - Julio Ramón Ribeyro


EL SERENA MADRILEÑO EN LA PLUMA DE JULIO RAMÓN RIBEYRO


En Madrid existe una institución nefasta y tradicional que es la del sereno. Como no existe otra Policía que la de tráfico, el sereno es un tipo de gorra y palo que vigila a partir de las diez, de la noche las calles y las casas. Este tipo está proveído de un enorme llavero que tiene todas las llaves de la cuadra que vigila, y a las diez que entra de guardia cierra la puerta de todos los edificios (ya te he dicho que no hay casas) y les echa llave. 


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De modo que a esa hora uno queda a merced del sereno. Si quieres salir de casa después de las diez tienes que desgañitarte dando gritos por detrás de la puerta hasta que te oiga y venga a abrirte. Si, por el contrario, llegas a tu departamento después de las diez de la noche, tienes que echártelo a buscar por toda la cuadra hasta que lo encuentras en la tasca de la esquina. Y es obligatorio además darle propina, pues vive solo de eso. Esto te demuestra, pues, que los madrileños, todos los días, a partir de las diez de la noche, quedan presos en sus casas o en la calle. 


El sereno, por una parte, es una garantía contra los robos y otros delitos. Él conoce uno por uno a todos los que viven en cada edificio, de modo que no deja entrar a un extraño ni tampoco salir a un desconocido. Pero, por otra parte, es una terrible arma de control político. Sabe la vida y milagros de cada persona, cuánta familia tiene, a qué horas llega regularmente, qué día llega borracho, si le pone cuernos a su mujer, si se reúne con sospechosos, en fin. A la vez, es sumamente peligroso que toda la gente viva encerrada. 


Figúrate qué ocurriría si al sereno le da un día un ataque y se muere en plena calle, o si hay un incendio en toda la cuadra, de todas las casas lo llamarían para que les abra primero. Es, en suma, una vieja institución de origen probablemente feudal y que ahora no tiene razón de existir.


Fuente: Cartas a Juan Antonio (15 de abril 1953)


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