Cuatro momentos de la novela Cambio de guardia - PRIMERA PARTE - Julio Ramón Ribeyro

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9.11.23

Cuatro momentos de la novela Cambio de guardia - PRIMERA PARTE

 


CUATRO MOMENTOS DE "CAMBIO DE GUARDIA"


CAMBIO DE GUARDIA no es un libro en el que fluyan los pensamientos de reflexión acerca de la vida o donde nacen algunas frases que pueden quedar consignadas como celebres, más bien registran escenas, y específicamente en esta publicación, políticas, que quizá coinciden con nuestra realidad y que resultan ciertamente divertidas, como por ejemplo la sesión espiritista donde el General Chaparro contacta al Mariscal Castilla para que confirme sus primeras acciones para el golpe de estado, sesión para una segunda parte de esta recopilación de momentos de la genial novela del Julio Ramón Ribeyro.


1. Chaparro es justo lo que necesitamos: un ambicioso bruto. (Cap. IV - 60) 




2. —¿No creen que el presidente es, como se dice vulgarmente, un pelotudo?

—Sí —conviene Barreola—, a mala hora lo llevamos a Palacio. Y pensar que solo lo hicimos para que no salga el candidato Lozano. Total que resultó peor. Las fuerzas vivas están decepcionadas. (Cap. VII - 115)


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3. —Esperemos que todo salga bien. En el fondo, la patria está en juego. 

—Cojudeces aparte, lo que está en juego somos nosotros. (Cap. IX - 135)




4. —El país estaba en el caos —añade—, nuestro deber era intervenir y si estoy acá es porque el carro patrio se precipitaba al abismo.

El presidente, después de cambiar una mirada con sus edecanes, sonríe modestamente.

—La sensatez me recomienda ceder —dice—, porque no me gusta el derramamiento de sangre. Yo no soy lo que se llama un político, pues de otro modo me hubiera esforzado en mantenerme en el poder. Soy un ciudadano que, en los comicios, fue elegido presidente y que, desde su cargo, no olvidó nunca que era un ciudadano. Yo he querido hacer ambas cosas compatibles y es por eso que me inclino ante la fuerza y entrego la banda presidencial. Pero, eso sí, dejo constancia de que me ha sido arrebatada por el engaño, la fuerza y la traición, y que si consiento en despojarme de ella es porque es imposible vivir en la legalidad cuando se está rodeado de espadachines. (Cap. XII - 167)




En el capítulo Ribeyro nos regala una reflexión acerca de la cultura:


“La cultura, a falta de ser un sucedáneo de la felicidad o una forma de perfección, es un pacto que se concluye con la vida y sus servidumbres más banales, un pacto desde la posición del vencido”. (estoy buscando el capítulo, olvidé marcarlo).




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