Un narrador en primera persona que es el alter ego de Ribeyro se aloja en una pensión madrileña cuya ventana da al patio de vecinos.
En este marco conoce a su vecina Angustias, una joven pobre y delicada que se enamora de un hombre honesto y, animada por el narrador, sale con él unas cuantas veces. Su romance se pone en peligro cuando rechaza repetidamente la petición de su enamorado de ir a bailar en la Parrilla del Rex. Él descubre que no va porque no tiene vestido, y todos los habitantes de la pensión, las prostitutas, el militar, el cura, doña Candelas, etc., se vuelcan en la empresa hasta conseguir un vestido con el que parece una reina. Angustias se dirige a la puerta, pero al poner la mano en el picaporte se gira y decide no ir al baile. Y, por orgullo, no va.
El narrador es testigo de la historia de Angustias. Pero no únicamente testigo, pues él ejerce de filtro crítico y razonado a través de cuyo tamiz pasa la historia de Angustias. El personaje de Angustias, protagonista de la trama, se encuentra asfixiado por su entorno, “desaprovechado”.
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https://www.ribeyro.com/2022/01/los-espanoles-julio-ramon-ribeyro.html
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