Se narra la estrecha relación que existe entre la señorita Fabiola y la familia del narrador, quienes eran vecinos en Miraflores. Se describe a la señorita Fabiola como la primera profesora de primaria del narrador, la que le enseñó a leer. Ella resaltaba por su falta de gracia o belleza física. Con el tiempo, la señorita Fabiola se había mudado al Cercado de Lima, pues dos de sus hermanos, un militar y su hermana mayor, se habían mudado y ya no se podía pagar el costo de la casa de Miraflores. Pese a ello, las visitas a casa del narrador continuaron.
Luego se narra el accidente en bicicleta ocurrido cuando el narrador había ido a recoger a la señorita Fabiola al paradero. Cuando se dirigían a su casa, pues ella había sido invitada por los padres del narrador, se cayeron con todo y bicicleta a una acequia, terminando ambos sucios de lodo. Se dice que el padre del narrador tenía un carácter colérico, razón por la que en una ocasión, mientras escuchaba un partido de Perú por la radio, terminó pateando la radio y malográndola más de lo que ya estaba. Al enterarse de ello la señorita Fabiola recomendó a su hermano Héctor para que arregle la radio, pero dicho personaje no cumple con la tarea. Tiempo después, tras las quejas sobre el salario que recibía como maestra, el padre del narrador le da empleo a la señorita Fabiola, quien a pesar de ser muy descuidada en la labor que tenía que hacer siempre demostró honradez. Razón por la que ella siguió trabajando ahí aun después de la muerte del padre del narrador. Durante ese tiempo, ella conoce a un hombre más joven y un poco gordo, con quien termina casándose.
Después se descubre que este hombre es en realidad un tramposo que solo quería el dinero de ella. Así que ella se divorcia de ese hombre y se queda con los hijos que tuvieron. Al final, el narrador, quien es ya un escritor reconocido, le recomienda unos abogados y le autografía uno de sus libros.
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