“Mi libro va dirigido a hombres y mujeres que gusten del arte del buen leer”
Entrevista realizada por librosami.pe el 30 octubre del 2020
Aunque lee a Julio Ramón Ribeyro (JRR) desde sus inicios, sería a finales de 1980 que Antonio González Montes empezaría a revisar sus cuentos con otra intención. Aquel acercamiento a la obra de uno de nuestros autores fundamentales, destacado en diversos géneros, pero tal vez con mayor predominancia en el cuento, sería materia de varios textos académicos, a los que ahora se suma “Julio Ramón Ribeyro. Creador de dos mundos narrativos: Perú y Europa” (Universidad de Lima).
Este volumen es la tercera entrega de una serie que empezó con “Ribeyro. El arte de narrar y el placer de leer” (2010) y continuó cuatro años después con “Ribeyro. El mundo de la literatura”.
Por la sencillez de su privilegiada prosa y por lo cercano de sus temas, JRR ha cautivado a públicos en varias latitudes, generando múltiples reediciones de sus textos con varias editoriales. Asimismo, ha motivado análisis de críticos que lo han reconocido como un escritor esencial. De la misma forma, su influencia se percibe en escritores y escritoras en Perú, Latinoamérica y Europa.
En esta ocasión, Antonio González Montes responde brevemente sobre “Julio Ramón Ribeyro. Creador de dos mundos narrativos: Perú y Europa”, una detallada exploración de algunos de los cuentos publicados por el autor fallecido en 1994, los cuales tienen como punto de ubicación nuestro país y el Viejo Continente.
– Usted lee a Julio Ramón Ribeyro desde sus inicios, sin embargo, ¿cuándo empezó a seguirlo a modo de investigación?
Podría decirte que venía estudiando la obra de Ribeyro desde 2005, y cinco años después presenté un proyecto relacionado en la Universidad de Lima, la cual me propuso convertir mis resultados en un libro, que fue el primero que he publicado sobre este importante autor peruano. Sin embargo, debo decir también que en el año 1988 leí un famoso ensayo de JRR titulado “Alternativas de un novelista” (incluido en “La casa sutil”), y este documento me entusiasmó tanto que decidí ampliarlo y editarlo a manera de folleto, logrando circular mucho en la Universidad San Martín de Porres y en San Marcos. Así que ese fue el punto de partida de mi acercamiento a JRR, de forma más sostenida por supuesto, porque a él lo admiré desde siempre.
– ¿Cuál es la diferencia entre leer un cuento por simple goce y leerlo para una investigación?
Son etapas de un mismo proceso. Primero debe tratarse de una lectura placentera, en un parque, en la playa o en un día de campo, y si el cuento te gusta, es más que seguro que –en caso tu área de trabajo sea la literatura o las comunicaciones—lo pondrás en tu agenda de trabajo. No puede uno entrar ‘en frío’ al análisis. Previamente un relato debe haberte motivado o persuadido. El efecto de un cuento se genera siempre de la complicidad entre el autor y el lector.
– Usted hace una comparación entre Julio Ramón Ribeyro y el Inca Garcilaso. ¿Qué tan novedoso es su planteamiento y cómo lo sustenta?
No he sido el primero en hacerlo. En lo personal, me pareció una comparación sugestiva porque descubrí que nuestros principales escritores siempre han hecho un viaje trascendental, generalmente, a Europa. Y el que inaugura esto es el Inca Garcilaso, quien a los 20 años y gracias a que su padre le dejó un dinero, viajó a España. Allá se convirtió en un escritor de gran nivel. Por eso decidí compararlo con Ribeyro, y con otros autores que han tenido esa experiencia fundamental del viaje.
– ¿Queda algo de esa Miraflores que cautivó tanto a Julio Ramón Ribeyro?
La parte donde él vivió, Santa Cruz, ha cambiado bastante, en cambio mirando más cerca al mar sí se conservan algunos espacios como los que JRR recorrió cuando iba a la playa a encontrarse con amigos. Ha pasado mucho tiempo ya, e incluso cuando JRR volvió al Perú no lo hizo a Miraflores sino a Barranco.
– ¿Cómo podría explicarnos lo que usted denomina perspectivismo narrativo?
Es la posibilidad que tiene un narrador de hacer hablar a sus personajes o a él mismo desde diferentes puntos de vista. Es como cuando usted toma una foto desde un primer plano, de arriba hacia abajo o en plano medio, etc. Todas esas posibilidades están dentro del perspectivismo narrativo que justamente trabajé en este remoto libro del siglo pasado, porque era una de las técnicas que han deslumbrado a los narradores. Sin embargo, en esto JRR fue bastante moderado, salvo en relatos como “Carrusel”, donde la voz va cambiando. Él maneja recursos que le permiten al lector calar muy hondo en la historia y satisfacerse con ese placer de conocer el mundo que creó para nosotros.
– Ribeyro no fue en absoluto el único escritor que cayó rendido ante París. ¿Por qué cree usted que esta ciudad ejerció cierto magnetismo con los colegas de JRR?
En parte por la realidad y en parte también por el mito. En lo arquitectónico, la ciudad conserva mucho de su hermosa infraestructura, lo cual es sumamente atractivo. Por otro lado, el no menor hecho de que ahí hayan vivido autores como Baudelaire, Víctor Hugo, Émile Zola, y luego también algunos latinoamericanos como Cortázar, García Márquez, Vargas Llosa o Bryce. Hablando del presente, muchos amigos viven allí: Jorge Nájar, Alfredo Pita, entre otros. Por último, supongo que en el caso de Ribeyro también influyó el buen vino, la posibilidad de gozar de una buena conversación. Creo que París fue la ciudad con la que él siempre soñó.
– Hemos hablado de París, sin embargo, en el transcurrir de las últimas décadas fue Estados Unidos el imán de autores y académicos peruanos. ¿Por qué se da este cambio?
Creo que el ser humano siempre busca nuevos horizontes. Fíjate en el caso de González Viaña. Él escribió varias novelas sobre el tema de la migración hacia Estados Unidos. Como bien dices, ya no es solo Europa, sino también, por ejemplo, China con autores como Reynoso y Gutiérrez. El ser humano nunca se detiene. Así como hemos sido capaces de llegar una vez a la luna, seguramente cuando viajar ahí sea mucho más factible, algunos escritores también lo intentarán.
– ¿Cuánto y cómo influenció en el escritor Julio Ramón Ribeyro su padre?
En su caso, efectivamente, influyó mucho. JRR cuenta que su papá luego de llegar del trabajo los reunía (a sus hijos) y les leía. Se trató de un hombre muy culto, amigo de Valdelomar y probablemente también de Vallejo, y que además leía en varios idiomas. Ribeyro cuenta con mucho entusiasmo que su padre los guio, lo cual seguramente explica la gran calidad literaria que tiene él. Un bagaje que además nunca se preocupa por hacer notar, como sí pasa con otros autores. Considero que JRR es el escritor que con más éxito ha logrado plasmar un estilo, una técnica, un modo de narrar y también de reflexionar, por eso “Prosas apátridas” es de una belleza extraordinaria y complementa muy bien su trabajo en otros géneros. Desde ese punto de vista siempre será una experiencia positiva volver a leer a Ribeyro.
– ¿Podríamos decir que la importancia que Mario Vargas Llosa tiene para el género de la novela la tiene Julio Ramón Ribeyro para el cuento?
Hay un libro del crítico español Ángel Esteban titulado “El flaco Ribeyro y el escribidor” que realiza una comparación entre ambos escritores, los cuales en un inicio fueron muy amigos, aunque luego, por razones extra literarias, se distanciaron. Sí, podemos decir que estamos ante dos grandes escritores: Vargas Llosa por la monumentalidad de sus obras, pero que no incidió mucho en el cuento. Tal vez no se sentía muy dotado para ese género, aunque le haya apasionado mucho y sea un gran lector de cuentistas. Y por el lado de JRR, me parece importante que haya difusión de su obra, lo cual he intentado apoyar como muchas otras personas en Perú, México, Colombia, París, ya sea en libros y artículos de revistas o periódicos.
– Así como se hablaba de los ‘Hijos del Boom’ por los que siguieron los pasos de García Márquez, Vargas Llosa y demás, ¿identifica usted una generación de cuentistas peruanos que podrían verse como los ‘hijos de Ribeyro’?
Quizás no tanto como ‘hijos’, pero sí como sus lectores. Quizás el propio Alfredo Bryce, Fernando Ampuero, Fernando Iwasaki, Marco García Falcón, Jorge Eduardo Benavides y Jorge Eslava. Se conserva una tradición de autores principalmente limeños, muchos que residen aquí y otros en el exterior. Siempre habrá una influencia porque Ribeyro es un autor clásico. Así como lo fue Ricardo Palma, pero claro que en un tono diferente. El estilo de JRR queda como una huella para sus colegas más jóvenes. En contraparte, no sé qué tan fácil será leer en algunos años novelas tan complejas como las primeras que publicó Mario Vargas Llosa. Quizás en ese caso se precisa que el lector ponga algo más de esfuerzo para entender la obra, mientras que con Ribeyro no es tan así porque estamos hablando de un escritor ‘amigo’ de sus lectores, por el arte tan excepcional que tiene principalmente en sus cuentos, aunque no solo en ellos.
– Si a usted lo tuvieran que llevar a una feria del libro en Irak o Pakistán y le pidieran llevar solo un cuento para presentar al escritor Julio Ramón Ribeyro, ¿cuál sería?
Podría ser “Silvio en el rosedal” o “La juventud en la otra ribera”. Como se puede apreciar en mi libro, son varios los cuentos de notable factura que ha escrito JRR. Si fuera sobre el mundo escolar y la historia tiene usted “Sobre los modos de ganar la guerra”, porque hay que decir que lo peruano está muy presente en la obra de JRR. De todas las formas y en todos los estilos.
– Finalmente, ¿cuál cree que es el propósito de su libro y a qué público está dirigido?
Va dirigido al público universitario y escolar, en general para lectores, hombres y mujeres, que gusten del arte del buen leer. Así como hay mucha gente que le gusta probar un buen vino, yo creo que para aquellos que sienten placer al leer, Ribeyro siempre será una gran elección. Y por eso es que su figura crece cada vez más en nuestro idioma, por lo que siempre encontrarás lectores suyos en diversos países. Así que difundir a Ribeyro es para mí es una gran satisfacción. Además, en un año tan especial, ¿cómo vería JRR a esta Lima? Es un tema para las próximas generaciones, pues sin duda que con esto que estamos viviendo (la pandemia) hay material para muchas nuevas publicaciones y nuevos mundos narrativos de diversos tipos.
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