Los libros de Bukowski me inspiran reflexiones interesantes que una invencible pereza me hace abandonar para otro día.
Julio Ramón Ribeyro nos sorprende con unos comentarios acerca de Charles Bukowski, interesantes apreciaciones personales sobre este controvertido autor. Comentarios extraídos de su libro "La tentación del fracaso" que te presentamos a continuación
Diario de 1978
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"Este año será uno de los más estériles de mi vida. Entre mis lecturas un autor interesante, Bukowski, la actual coqueluche de los norteamericanos… Lo vi además en la TV. Me hizo recordar a mi querido Alfredo Castellanos, su “geule”, su barba, su alcoholismo, su humor, sus réplicas… De haber nacido Alfredo en USA hubiera sido un Bukowski. En el Perú no pasó de un marginal, con frecuencia insoportable. Los libros de Bukowski me inspiran reflexiones interesantes que una invencible pereza me hace abandonar para otro día".
26 de setiembre
"Volviendo a Bukowski, ¿por qué en un país como el nuestro no surgen o son excepcionales los escritores de ese tipo? Quiero decir, un escritor que escriba con “sus tripas”, lo que le pasa por la mente, en la forma más directa, brutal y vulgar, sin ninguna censura (decir que Nixon es una mierda, Bernard Shaw un cretino, Genet una mujercilla, Shakespeare un pesado, etc.), sin ninguna pretensión de hombre de letras o de pensador sutil y sin aceptar ninguna convención (literaria, moral, cívica, etc.). El hecho es aparentemente inexplicable. Puede explicarse que en Francia, por ejemplo, sea difícil que se dé un escritor de ese temple, porque es un país con una tradición literaria muy acendrada, donde el que se dedica a escribir tiene ya en la cabeza todos sus modelos y le han metido la retórica a golpes desde la escuela primaria y ha recibido además una lengua mascada o afinada en siglos de trabajo colectivo y con la cual es difícil hacer algo nuevo. Lo que no es el caso del Perú, donde es posible teóricamente llegar a la literatura (a escribir) por vías no establecidas o trilladas, que permitirían formas de escribir bukowskianas. Las razones de este fenómeno son complejas. Me vienen a la mente algunas: la literatura en el Perú está reservada a las elites, en consecuencia a gente que ha pasado por la universidad, con todo lo que esto implica. Quien no ha hecho su universidad o al menos su colegio no escribe, sencillamente porque no ha aprendido a escribir ni a leer. USA en cambio permite la asimilación de una idea de la literatura y un aprendizaje de la cultura que se da al margen de la escolaridad. Aparte de ello hay otro elemento: el desarraigo. Por subdesarrollado que sea el Perú, su población está más instalada en la sociedad, a través de la miseria, la mediocridad, la bonanza o la riqueza. No existe entre nosotros esa masa demográfica de inmigrantes o hijos de inmigrantes aún no integrados, que culturalmente buscan una raíz, y al no poder reivindicar ninguna, son más libres. Todo esto está pésimamente explicado. Pero yo me entiendo y eso es lo que me importa ahora. En nuestro medio una literatura tipo Bukowski no tiene pase, pues antes de lanzarse a escribir es necesario haber aprendido muchas cosas, entre otras las “bellas letras” y otras majaderías. Quienes se sitúan al margen de estos patrones no tienen cabida ni audiencia. Todo el mundo entre nosotros quiere “escribir bien”, demostrar, probar que se hacen las cosas igual o mejor que en otros lugares. Dependencia, imitación, performance. El escritor debe ser culto, hábil, saberlas todas, ser un cunda. Se escribe par rapport a otras literaturas o a cierta idea de la literatura comúnmente aceptada en ciertos polos de opinión, no par rapport a sí mismo. Y otras cosas más…"
"Con lo que aquí digo no estoy defendiendo la literatura de Bukowski, ni mucho menos. Me parece muy bien que se escriba así, pero también de otra manera. En todo caso yo —que nunca alcanzaré ni la milésima parte de la audiencia de B.— nunca escribiré así. Por las razones que ya he explicado y por otras. Lo que escribe Bukowski es impresionante, pero se agota con su lectura. No hay más de lo que se dice. Su discurso se superpone geométricamente a su significado. No hay esas fisuras, eso no dicho, lo callado o reprimido, lo simplemente insinuado, que para mí le dan a lo escrito su dimensión o su sobresignificación. Luego, ninguna voluntad de trascendencia, de elevarse por encima del instinto, lo inmediato, lo animal, ordinario. El bistec en plena cara y se acabó. Todos sabemos que el hombre es una bestia, como decía Pascal, pero decía que también es un ángel. El ángel de B. tiene alas de papel y juega al béisbol. Yo no creo en ángeles con alas de papel, carne o aluminio, pero sí creo en la necesidad de planear, al escribir, sobre lo vulgar y buscar otra cosa que el recuento hiperrealista de nuestras archisabidas miserias".
26 de octubre
La bestia de Bukowski ha dejado en mí su pútrida semilla y así no puedo ver a una mujer, por bella joven y aseada que parezca, sin que de inmediato me venga a la mente una de sus expresiones corrientes: “Tu as seurement une chatte qui pue” *. Lo que me inspira repugnancia y mata en mí toda atracción o deseo. Tendré que esperar aún mucho tiempo para que el fantasma de este crápula no se interponga entre la realidad femenina y mis apetitos. Lo que es una prueba del poder de su obra, que está dirigida en este sentido al desmantelamiento, a la demolición de todo romanticismo sexual.
Tomado de La tentación del fracaso (Ed. Conmemorativa, 2019), Julio Ramón Ribeyro.
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